Tengo ganas de romperle la cabeza al pelotudo que se le ocurrió hacer paro de subtes cuando YO estaba ahí, en el culo del mundo; no aclaro que obviamente ni siquiera tenía la pedorra guía de esta ciudad de transeúntes. Sumale que hacen mil quinientos grados de calor (es un decir, de exagerada nada más) y estaba rodeada de personas escuchando música con el celular abierto.Qué estrés, me merezco unos sorrentinos con jamón y queso, mínimo (con Coca Cola fría y helado de limón de postre); una sobredosis de amor y un té de tilo.
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