Para empezar me gustaría tener un té al lado, un buen chocolate y música de fondo. Sólo me puedo conformar con estar escuchando a mi querida Pink.
Me acomodo en la cama y manos a la computadora. Ahí vamos.
Supongo que al empezar algo de cero, se apuesta todo para que sea un bingo bien ganado. No esperás en lo más mínimo que se te caigan todas las fichas y quede el tablero vacío.
¿Alguien me avisó de antemano que iba a ser así?. No, nadie. Gracias igual.
06:10 a.m. y espero un “buen día”. Duermo con el celular apagado, qué cambio. Prefiero tener mi teléfono en estado off para no crear falsas ideas en mi mente. Suena ‘Sober’, el tema que elegí hace un mes atrás para tener de ringtone cuando esa persona se comunicaba conmigo (delete-chaucanción).
14:30 p.m. la alarma de mi celular suena, para avisarme que tengo que despertarlo. “Dos y media, ni más ni menos. Capaz que más sí, pero menos nunca”. Siempre a sus pies. Y ese siempre incluye un ‘ahora’.
Pienso... me pueden explicar porqué cada cosa que tengo en la mano, cada palabra que digo, cada gesto y cada movimiento lo pienso en base a él? Porque claramente, estoy hablando de los recuerdos que deja una persona en vos; esos recuerdos que sólo podés notar cuando ya no está.
Por suerte y afortunadamente, pude valorarlo todo el tiempo que lo tuve conmigo.
Retornando. Sentarse en la terminal de colectivos a las 19:50 p.m. no es de persona normal, no? Estar cortando papas (sí, algo tan básico como eso) y pensar en alguien tampoco da indicios de que soy la mina más cuerda. Ni hablar si sentada en el jardín de mi casa, hago retrocesos imaginarios de estar metidos en la pileta, jugando a la pelota y tirados tomando sol. Juntos. Hágase hincapié en la palabra: jun-tos.
No quiero ni siquiera ponerme a analizar mi vuelta a la gran ciudad. Mi cama, mi cocina. Esos días de despertarme y tenerlo al lado. Nuestra foto en mi repisa. Ay (suspiro).
Si alguien me decía ‘van a dejar de estar juntos’. Pobre de quien lo hiciera. Confiaba tanto en sus ojos..
Creo yo que me veo afectada más de lo que quería. Siempre traté de demostrar el caparazón que me cubre. O cubría. El intento de desaparecer de la vida de las personas se me está haciendo más complejo de lo que yo pensaba. Estoy empezando a creer que por primera vez alguien sigue en mi mente a pesar de la distancia.
Pero bueno, acá estoy. Sin sus palabras, sin sus besos. Sin sus abrazos gigantes y sus gestos. Estoy acá, sin él. Sin su ser.
Él me alejó, dijo confundirse al decirme que era el amor de su vida, la persona más importante. Decime lo que quieras, pero no eso. Rompiste en mi la poca confianza y fe que me tenía. Vuelvo a sentirme la cosa más insignificante. “Ya no te amo”. Acto seguido, u kill me.
Supongo que es una frase trillada, pero ‘que seas feliz’. Y sin necesidad de confirmarlo, se que sin mi lo sos.
(Ahora sí, puedo ir a dormir, dormir y dormir. Un vaso de Coca Cola fría –dicho sea de paso, también me recuerda a él- y a la cama).
P.D. (y bien abajo, por si alguien puede llegar a no leerlo): Lo amo, sí. Y lo extraño. No way.
P.D. (y bien abajo, por si alguien puede llegar a no leerlo): Lo amo, sí. Y lo extraño. No way.
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