
Comenzar con una palabra sería muy típico de mí. Ni hablar si empiezo diciendo como me siento o las pocas ganas que tengo de levantarme todos los días.
No hace falta tampoco que siga expresando sentimientos que muchas personas conocen o diciendo lo vacía que tengo la mente. Supongo que con una sola pregunta basta para expresar todo en un cuarto de renglón: ¿Otra vez?
¿Otra vez? Otra vez el calvario eterno de sentirme destruida y casi sin ganas de seguir adelante. Otra vez es esa impresión de estar ultrajada. De sentir que en la vida no puede estar pasando todo esto. Porque, obviamente, las personas creemos que somos el centro del mundo. Creemos egoístamente que nuestra vida es lo más importante y ni hablar que nuestro llanto es el más doloroso y el peor de todos. Ese llanto que nunca cesa, ese llanto que te deja los ojos sin fuerzas para abrirlos y mirar que hay un universo a nuestro alrededor.
Yo me considero de esas personas que, en ciertas circunstancias, está completamente segura de que nadie sufre de esta manera, ni a nadie le duelen las cosas como a mí.
Pero tengo mis motivos, o al menos creo yo, para creer eso.
¿Qué pasa cuando apostás todo, literalmente TODO, a una persona sin importar qué viene después? (porque por supuesto no querés creer que hay un después…)
¿Qué pasa cuando dejaste esperanzas, expectativas, ilusiones en alguien que te las devolvió y encima, destruídas?
Contesto qué pasa o escribo cuál sería mi respuesta: Te sentirías como yo.
Cuando apostás a todo por alguien, cuando dejás de lado millones de cosas por algo que creés que va a ser tu felicidad completa, cuando le decís a todo el mundo que esa persona cambió, que te cambió y que juntos son la unión perfecta... cuando no hay persona que no se sorprenda por el acontecer de los hechos, y no hay nadie que no se limite a decir: ‘no lo puedo creer…’ o simplemente te da un abrazo para hacerte llegar todas las fuerzas… ahí respondés a tus preguntas. Ahí te das cuenta de que no hiciste mal las cosas ni mucho menos… que te equivocaste, como todo ser humano, pero que diste lo mejor y que por desgracia, seguís dando lo mejor. Sólo para recibir soberbia, ironía y más dolor. Sí, más dolor.
Todavía no comprendo, o no me entra en esta cabeza, cómo los sentimientos cambian tan rápido. Cómo algo (o alguien) puede dar un giro completo y de repente volverse en contra y hacerte tan mal. No es exageración ni ganas de culpar a nadie, pero no entiendo como alguien que cambió tu vida, tu ritmo, tu espacio, tus sentimientos, tus reacciones y hasta modificó cada una de tus costumbres de repente te deja en el medio del camino sin apoyo. Sin soporte. Porque esa persona que desistió a mí y a mi amor incondicional era mi base. Era mi sonrisa, mi felicidad. Mi amigo, mi compañero. Era esa persona que quería pasar mucho tiempo de su vida conmigo. Era ese individuo que me pedía ‘nunca me dejes, no te alejes de mi’. Y yo no me alejé, no hice nada de lo que me pidió que no haga. ¡Yo era capaz de todo para que él sea feliz!
Cómo hago ahora para tapar esos espacios vacíos que él llenó? Cómo hago para volver a decir que no creo en los príncipes azules, ni en los castillos? Que no creo en las princesas y en el mundo color de rosa. Que no creo en la perfección ni en el destino. Que no creo en muchísimas cosas. Pero que creo en VOS?
Cómo hago ahora para decir que creo en tus palabras, en tus besos y en tus abrazos. En tus caricias y en tus ojos. En tu voz y en tu ser?
Decime -¡alguien que me responda!-, ¿Cómo hago para creer en tus ‘te amo, te extraño, te necesito’?
Porque si ya no puedo creer en eso… en qué puedo confiar? A quién puedo abrazar y quién va a entender todo lo que quise decirle con un apretón de manos, una mirada… esas miradas que me dedicabas para que me calle la boca y no hable fuerte…
Esas veces después de hacer el amor que nos gustaba hablar de cómo empezó todo… ¿cómo las oculto? ¿Cómo oculto la tristeza que me inunda entrar en la casa de mi amiga y pensar que en ese lugar fuimos completamente felices? Que cumplimos millones de cosas que habíamos planeado durante mucho tiempo… ‘Quiero despertarme un día, y que estés ahí, al lado mío abrazandome…’
Supongo que ya no puedo seguir escribiendo. Revolver todo esto me consume más. Y no puedo. Ya no estás, y no hay nadie que me llame y me diga ‘¿me extrañás?’. Ya no.
Entonces… ¿otra vez? Sí. Otra vez.
Pensar en cada parte de vos, me mata el alma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario